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miércoles, 27 de julio de 2016

Fanatismo vs. Obediencia

Son muchos los que asistiendo a iglesias cristianas y aun sin asistir a ellas se autodenominan cristianos, sólo porque creen en Dios y en su Hijo nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Y no es que esto esté mal, pero no está bien del todo, pues la ecuación no es tan sencilla como decir (1+1=2).  Ser cristiano implica mucho más que eso.  Y es que con frecuencia podemos escuchar a muchos decir: "Yo creo en Dios pero no soy fanático...". Precisamente ése es el problema, que no se trata de ser fanático o no, se trata de que si crees en Dios, Él espera que le obedezcas, y así demuestras que verdaderamente le amas.  Jesús dijo: "Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos." (Juan 14:15). La carta a los hebreos expone esa obediencia a sus mandamientos en la relación que hay entre los padres y los hijos diciendo: "Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda, porque el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo. Lo que soportan es para su disciplina, pues Dios los está tratando como a hijos. ¿Qué hijo hay a quien el padre no disciplina? Si a ustedes se les deja sin la disciplina que todos reciben, entonces son bastardos y no hijos legítimos." (Hebreos 12:5-8). Con frecuencia encontramos a muchos "cristianos" pretendiendo vivir una doble vida, la secular y la cristiana.  El  verdadero cristiano está llamado a vivir una sola vida, una que glorifique el Nombre del Señor en todo, como testimonio de que le ha permitido a Dios reinar en su mente y su corazón para ser transformado a semejanza de Jesús.
Pero esto es tomado por muchos como algo demasiado espiritual como para pastores, sacerdotes y monjas (que deciden dedicar su vida entera a Él), como algo opcional; pero no lo es.  En el libro de Revelación encontramos la visión del cielo presentada a Juan, donde los que cantan expresan el propósito para el cual Jesús vino al rescate de la humanidad y se describen a los seres vivientes y los ancianos que aparecen delante del trono de Dios cantándole al Cordero: "Digno eres de recibir el rollo escrito y romper sus sellos, porque fuiste sacrificado, y con tu sangre compraste para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación. De ellos hiciste un reino; los hiciste sacerdotes al servicio de nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra." (Apocalipsis 5:9-10). Así que fuimos comprados con sangre para ejercer el sacerdocio para Dios, y eso requiere dedicarse, consagrarse, separarse, guardarse para Dios, y debemos asumir esa responsabilidad en este tiempo, porque ésa será nuestra función en la vida venidera delante de Dios. Pero como la mayoría de esos que se hacen llamar "cristianos" nunca se dan a la tarea de estudiar la Palabra de Dios, (la Biblia), para conocer lo que Él ha dicho, pues hablan de lo que no saben. En su carta a los romanos, el apóstol Pablo exhorta a los hermanos a vivir esta realidad diciendo: "Por tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena agradable y perfecta." (Romanos 12:1-2).  Esta carta está dirigida a toda una comunidad de cristianos, no exclusivamente a candidatos al ministerio a tiempo completo. No se trata sólo de una vocación, también es un estilo de vida con el que gritamos a los cuatro vientos que le pertenecemos al único Dios verdadero y Santo.
Pero como el énfasis mundial es validar todo lo que la gente piense, sienta y crea, creemos que siendo "cristianos" tenemos el derecho de anular la autoridad de la Palabra de Dios, y obedecerla cuando no se opone a lo que más nos gusta y queremos. Por eso más que "cristianos" nos convertimos en (cristinos...) porque terminamos construyendo altares para rendirle culto y adoración a nuestras pasiones y deseos, y las sentamos en el trono de Dios para que nos dominen y reinen sobre nosotros.  Lo más terrible de todo es que esperamos que Dios tome por buenas todas nuestras decisiones. Y bien dice la Palabra que "Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos." (Mateo 5:45), pero esto no significa que todas nuestras acciones sean aceptadas o agradables a Él, pues la Biblia es clara en la revelación de sus mandamientos que son su voluntad para nosotros.  En cuanto a esto, el apóstol Pedro también nos ilustra sobre la vida que el cristiano debe vivir diciendo: "Por tanto, ya que Cristo sufrió en el cuerpo, asuman también ustedes la misma actitud; porque el que ha sufrido en el cuerpo ha roto con el pecado, para vivir el resto de su vida terrenal no satisfaciendo sus pasiones humanas sino cumpliendo la voluntad de Dios. Pues ya basta con el tiempo que han desperdiciado haciendo lo que agrada a los incrédulos, entregados al desenfreno, a las pasiones, a las borracheras, a las orgías, a las parrandas y las idolatrías abominables. A ellos les parece extraño que ustedes no corran con ellos en ese mismo desbordamiento de inmoralidad, y por eso los insultan. Pero ellos tendrán que rendirle cuentas a aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. Por esto también se les predicó el evangelio aun a los muertos, para que a pesar de haber sido juzgados según criterios humanos en lo que atañe al cuerpo, vivan conforme a Dios en lo que atañe al espíritu." (1 Pedro 4:1-6). Así que la verdadera vida cristiana requiere tomar la decisión de vivir en el mundo, pero para Dios.  Los que no creen esto, o no lo han entendido y lo rechazan, son los que consideran fanáticos a los que han decidido dedicar su vida entera a Dios.
Pero estas cosas son las que los apóstoles predicaron como parte de las enseñanzas de Jesús cuando Dijo: "Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará. ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? Pero el hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada persona según lo que haya hecho." (Mateo 16:24-28). Como vemos, esto es una ordenanza de Jesús, no es opcional. Aquí el que quiere salvar su vida es aquel que prefiere vivir según la costumbre de los de este mundo y por eso se convierte en enemigo de Dios, que al pasar a la eternidad, irá al castigo eterno. Así lo testifica la carta de Santiago en la que dice: "¡Oh gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios." (Santiago 4:4). Pero el que tiene en poco su vida y decide sacrificarla por seguir a Jesús, encuentra la verdadera vida, porque renunciando a los placeres de este mundo para agradar a Dios, pasará a la eternidad para vivir en su presencia para siempre. Ésta es la vida para la cual fuimos creados, la vida eterna. Pero, la carta a los hebreos dice: "Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor." (Hebreos 12:14). Así que para los cristianos, es una obligación imitar la vida de Jesús, practicando en la tierra lo que viviremos en el cielo por los siglos de los siglos. Si todos en la tierra practicáramos vivir como Jesús, estaríamos experimentando el paraíso del cual Adán y Eva fueron expulsados por rebeldes. Así que el fanatismo religioso no tiene nada que ver con el cristianismo verdadero, porque los que verdaderamente aman a Dios, constantemente vivirán haciendo todo lo que Él ha mandado.
¿Y cómo sabemos entonces si lo que hacemos en nuestra vida cristiana es correcto y le agrada a Dios? Leyendo la Biblia que es la revelación de la voluntad de Dios para nosotros, que a su vez desarrolla nuestro discernimiento con la obra del Espíritu Santo que Jesús envió para que morara en nosotros y nos guiara a toda verdad y toda justicia. Así quedaron registradas las palabras de Jesús en el evangelio de Juan cuando dijo: "Pero les digo la verdad: Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré a ustedes. Y cuando él venga, convencerá al mundo de su error en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio; en cuanto al pecado, porque no creen en mí; en cuanto a la justicia, porque voy al Padre y ustedes ya no podrán verme; y en cuanto al juicio, porque el príncipe de este mundo ya ha sido juzgado. Muchas cosas me quedan aún por decirles, que por ahora no podrían soportar. Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir. Él me glorificará porque tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes." (Juan 16:7-14).  Así que no hay excusa ni hay fanatismo alguno, se trata de la verdad que deben vivir los cristianos, si es que verdaderamente lo son, aunque al mundo no le guste ni lo entienda. Pero cuando llegue el fin, ya sea de la vida o de los tiempos, Dios pagará a cada uno según sus obras.
Eduardo Figueroa Aponte

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