La fe cristiana no puede ser juzgada, criticada o invalidada por las interpretaciones teológicas que hacen los hombres, pues es mucho más que eso. La fe cristiana nació del evento histórico más trascendental de toda la historia de la humanidad hasta hoy, y fue profetizado muchos siglos antes de tener su cumplimiento, (La Muerte y Resurrección de Nuestro Salvador Jesucristo), que dividió la historia en antes y después de Él. La Biblia es clara y sencilla en su mensaje de Salvación. Pero todo aquel que no cree, se rehúsa a aceptar lo que Dios estableció como pecado (conducta adictiva que esclaviza y tiene consecuencias auto-destructivas de las que Dios siempre nos ha querido librar por amor a nosotros) usan toda clase de pretextos para justificar su pecado y seguir pecando deliberadamente, ignorando el grito de sus consciencias, que sin quererlo ellos, siempre les advierte de malas decisiones y sus consecuencias. Hablo por experiencia propia, pues aunque siempre creí, el pecado me mantuvo ciego.
Lo cierto es que el que siempre nos confronta con nuestra realidad de pecadores, aunque no lo queramos aceptar o reconocer, es el Espíritu Santo de Dios. Todo lo que Dios ha establecido como norma de fe y conducta es para nuestro beneficio, y no por capricho. A los que no les interesa ya Dios les ha advertido cuál será su destino. A los que creemos y aceptamos su mensaje de salvación, nos aferramos a sus promesas y procuramos obedecer sus mandamientos, demostrando así que le amamos, y experimentamos su fidelidad, pues siempre cumple lo que promete. Pero para vivir la experiencia y no sólo ver o escuchar el testimonio de otro, hay que creer “sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan” (Hebreos 11:6), “la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve” (Hebreos 11:1).
La Salvación nos es dada por fe, creyendo el mensaje con arrepentimiento y aceptando a Cristo, es así de simple. No se trata de lo que creemos porque lo hemos visto o lo que los científicos quieran “probar” especulando, pues ellos nunca han podido contestar las grandes preguntas de nuestra existencia y jamás lo harán, porque Dios es la Ciencia y nos a dado a conocer lo necesario. Sólo con eso el hombre ha jugado a ser Dios, pero jamás lo será. La arqueología sigue validando lo que está escrito en la Biblia como historia, pues sus descubrimientos certifican lo que allí se escribió. En las profecías bíblicas, Dios nos ha dado a conocer lo que ha de suceder en los tiempos. Todo se ha estado cumpliendo y lo que falta por cumplirse llegará. No hay ninguno fiel y verdadero como Él.
Nada de lo que pensamos o creemos por interpretación propia de las Escrituras nos sirve, pues todo eso está basado en nuestras especulaciones. Lo que Dios quiso revelarnos ya está escrito y de forma literal en la Biblia, está en nosotros creerle o no. Nadie tiene por qué poner en tela de juicio lo que creemos, no sólo por fe a lo que dice la Biblia, sino por la experiencia de chocar con la presencia poderosa de Dios, que transformó mi vida cuando le entregué mi corazón humillado y decidido a apartarme del pecado, para vivir en intimidad con Él y participar del cumplimiento de sus promesas. Jamás he vivido experiencia más extraordinaria que sentirme perdonado, amado, cuidado, limpio y libre del pecado que me mantuvo preso y esclavizado, mientras vivía de espaldas a Dios. La sangre de aquel que murió por mí y por ti, Jesucristo, me limpió y me salvó para la vida eterna. Así como lo hizo en mí, también está buscando la manera de hacerlo en ti. “Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan su corazón” (Hebreos 4:7).
Eduardo Figueroa Aponte
Esoooo eh!! Amén!!! Excelente reflexion mis respaldos y saludos!! Dios te continue bendiciendo! Hacia adelante! ��
ResponderEliminarAmen
ResponderEliminarPoderosa reflexion
God is Good