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viernes, 20 de mayo de 2016

Un Llamado a Despertar...

       Somos muchos los que nos hemos desvivido luchando por alcanzar nuestras metas, sueños y anhelos del corazón, y así poder ocupar un lugar respetable ante la sociedad. ¿Y qué hay de malo en eso? Nada. Pero la verdadera pregunta es: ¿De qué sirve todo eso? La gran realidad es que si Dios no ocupa el primer lugar en nuestras vidas, todo lo que hagamos es en vano, según fue establecido en el el libro de los Salmos "Si el Señor no edifica la casa en vano trabajan los que la edifican.  Si el Señor no guarda la ciudad en vano vigila el guardia.  En vano se levantan de madrugada y van tarde a reposar comiendo el pan con dolor; porque a su amado dará Dios el sueño".  (Salmos 127:1-2).  

       Muchos hemos alcanzado ya varias de esas metas, sueños y anhelos del corazón, a veces poniendo a Dios en el último lugar y la mayoría de las veces sin contar con Él. Cuando hemos alcanzado el objetivo, surgen otras dos preguntas: ¿Esto era todo? y ¿Ahora que? Ya logré todo lo que me propuse pero no me siento satisfecho ni completo. ¿Por qué? Porque el lugar que le pertenece a Dios en nuestros corazones, está vacío u ocupado por otras cosas que se han convertido en los dioses que dirigen nuestras vidas (la casa, el carro, los viajes, el trabajo, los estudios, los deportes, los títulos, el poder, la fama, el dinero, etc,).  Todo esto es bueno y no hay nada malo en disfrutarlo, pero hemos invertido el orden de prioridades, poniendo a Dios por último y en muchos casos sacándolo de nuestras vidas, pues creemos que hemos hecho todo por nosotros mismos y no necesitamos a Dios.  Pero, la verdad es que Dios en su amor de Padre y misericordia a nosotros derrama su bendición, aunque no la merecemos, eso se llama (gracia).

       El concepto de "SER ALGUIEN" que la humanidad nos ha querido empujar por ojo, boca y nariz, no tiene nada que ver con la identidad que Dios nos ha regalado en Cristo Jesús. Su vida terrenal se resume en una sola palabra, AMOR, y su sacrificio nos ha otorgado el privilegio de ser considerados hijos y coherederos con Él. "Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria". (Romanos 8:17).  Y el sufrimiento que enmarca este pasaje, tiene que ver con la advertencia que Jesús hizo, relatada en el evangelio de Mateo diciendo: "Si alguien quiere se mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme.  Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la encontrará.  ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida?  ¿O qué se puede dar a cambio de la vida?  Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles y entonces recompensará a cada persona según lo que haya hecho".  (Mateo 16:24-28).  Quiere decir que los que viven y trabajan para Dios recibirán la recompensa que Él ha prometido, pero los que viven y trabajan para sí mismos, reciben como recompensa el fruto de lo que hacen con sus vidas y su trabajo.  En muchas ocaciones, aunque han logrado lo que se han propuesto, ese fruto acarrea sinsabores, dolores de cabeza y frustraciones, y según el pasaje, han perdido sus vidas (su salvación) porque terminan haciendo muchas cosas que no agradan a Dios y les alejan de Él, convirtiéndose en rebeldes al propósito para el cual han sido creados, vivir en Él, con Él y para Él).

       Por naturaleza rechazamos vivir en ese amor que Jesús nos modeló y a cambio hemos elegido vivir en (el desamor, el odio, la amargura, la codicia, el dolor, el engaño, la tristeza, la avaricia, el egoísmo, la contienda, el amor al dinero que es idolatría, etc.), todo esto como resultado de vivir y trabajar por nuestros propios deseos, a los cuales le rendimos culto y adoración, y en los cuales desperdiciamos nuestras vidas. Si aceptáramos con humildad la identidad que Dios nos ofrece en Cristo, y decidimos dejar que Él ocupe el lugar que le corresponde, y sacamos todo lo que está ocupando su lugar en nuestro corazón, entonces todo lo que hagamos tendrá un verdadero sentido y propósito fundado en el amor de Dios.

       Su palabra dice: Así que no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?” Porque los paganos andan tras todas estas cosas, y el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas." (Mateo 6:31-34).  Cuando hacemos lo que dice su Palabra, se cumplen sus promesas en nuestras vidas, y nuestras metas, sueños y anhelos del corazón, se disuelven dentro de las metas, sueños y anhelos del corazón de Dios (su propósito) para nuestras vidas. Sólo así llegaremos a sentir una verdadera satisfacción y gozaremos de una auténtica identidad. A Él sea la gloria!



Eduardo Figueroa Aponte

1 comentario:

  1. La vocacion es aquella inclinacion por algo es pacion y entrega Dios esta llamando que entreguemos las profesiones a sus pies. Los afanes de esta vida estorban e impide muchas veces su proposito en la vida del creyente. Rescatemos a Jesus esto implica autoreevaluar nuestra vida cristiana para que El Sea Exaltado....

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